Desde Centro Matices, abogamos por la igualdad entre hombres y mujeres y creemos que gran parte del secreto está en la educación, y cuánto antes se empiece mucho mejor. De poco sirve iniciar esta educación en igualdad cuando los niños y las niñas están en el instituto, hay que empezar a edades tempranas y hacerlo de manera transversal cuidando el mensaje que mandamos, ya sea desde la escuela como desde la familia.

Hoy, queremos ofreceros una serie de orientaciones para educar en igualdad, orientaciones básicas y lógicas pero con las que es fácil tropezar y caer ella con algunas frases, pensamientos…

  • Las tareas domésticas se reparten y comparten, debemos cambiar el concepto de ayudar. No te ayudo con la comida por ejemplo, compartimos la tarea de cocinar puesto que, todos y todas comemos.
  • Las mujeres y los hombres tenemos el mismo poder para decidir, opinar y actuar. No hay que mantenerse al margen o esperar a que el hombre sea el que tome la primera palabra.
  • Las opiniones de la mujer tienen el mismo valor que la del hombre. Las opiniones van relacionadas con la persona independientemente que sea hombre o mujer.
  • Las mujeres y los hombres tienen el mismo tiempo para descansar, hacer aquello que le gusta… por lo que, rompamos por ejemplo, el estereotipo de la mujer en casa haciendo las tareas del hogar y el hombre en la calle disfrutando.
  • El trabajo remunerado de la mujer tiene el mismo valor que el trabajo del hombre. No hay que infravalorar una profesión o un determinado puesto por el simple hecho de ser mujer.
  • No usar la fuerza o la amenaza con las hijas o hijos, utilizar el diálogo como el medio para alcanzar nuestro objetivo. No emplear frases del tipo “porque lo digo yo”.
  • Las tareas domésticas se reparten por igual entre hijos e hijas. Hacer distinción por la edad o por salud puede ser comprensible y aceptable pero, no caigamos en el error de repartir las tareas según sea chico o chica.
  • Ayudar a que los hijos y las hijas expresen sus sentimientos. No obligar a asumir un rol según el género, por ejemplo, insistir en que tu hija de besitos porque lo que se suele esperar y pensar de las mujeres es que sean más cariñosas.
  • Dejar que elijan los juguetes y los juegos sin que el sexo les condicione. Si tu hijo te pide un muñeco o una cocina de juguete, ¿qué problema hay? Nosotras pensamos que ninguno pues, ya quedó atrás los juguetes o juegos para chicos o para chicas. Ahora, se debe priorizar en el interés y gusto del menor y por tanto, no debemos limitar sus inquietudes, gustos o preferencias, siempre y cuando sea apropiado para su edad.

Hay muchas formas de ser mujer y hombre, ninguna mejor o peor. Lo importante, es abordar con naturalidad y libertad la diversidad que hoy en día existe.

 

Maleni Sánchez Litrán

Psicopedagoga y Educadora Social. Nº colegiado 1275

Área de Orientación familiar. Centro Matices.