Son muchas las ocasiones en las que tanto como padres o como profesionales usamos el término de “rendimiento escolar” pero, ¿sabemos exactamente qué es el rendimiento?, ¿sabemos qué aspectos influyen en el rendimiento?

Desde Centro Matices queremos diferenciar lo que es el rendimiento escolar de lo que no lo es, pues con frecuencia puede que el término nos lleve a error. El rendimiento escolar no es aprobar los exámenes o evaluaciones, sacar buenas notas o llegar a lo mínimo para aprobar. El rendimiento escolar es el resultado del aprendizaje y el desarrollo que cada uno logra a partir de sus propias posibilidades y no sólo en el área académica.

Además, a la hora de hablar de rendimiento escolar debemos tener en cuenta una serie de aspectos que a continuación os explicamos:

  • El desarrollo evolutivo del menor: Cada etapa evolutiva se caracteriza por la consecución de unos hitos, a nivel cognitivo, verbal, motor, emocional y social e ignorar estas características y forzar a niños a alcanzar logros para los que no están preparados, puede ocasionar frustración, desmotivación y baja autoestima.

 

  • El estilo educativo de los padres: Conjunto de pautas que siguen madres y padres en la educación de sus hijos, pautas determinadas por la personalidad, las creencias sobre el desarrollo de hijas e hijos, los valores y vivencias de las madres y padres, pero también por las características individuales de los menores.

 

  • El ritmo de aprendizaje del menor: cada niño necesita tiempos diferentes para desarrollarse (no todos hablan, controlan esfínteres, andan… a la misma edad). De esta manera, no todos los niños aprenden al mismo tiempo ni siguen el mismo ritmo y por eso, resulta importante conocer cuál es su ritmo y sus necesidades de apoyo.

 

  • Las expectativas que depositamos sobre nuestros hijos: Los padres en numerosas ocasiones depositamos en nuestros hijos expectativas que no son realistas, volcando en ellas nuestras propias necesidades y carencias. Unas expectativas excesivamente elevadas ocasionan un sentimiento de frustración e indefensión, al percibir los menores que no poseen recursos para alcanzarlas y que con ello defraudan a sus padres. Las expectativas demasiado bajas, ocasionan desmotivación y aburrimiento en el menor.

 

  • Las posturas y atribuciones ante el éxito o el fracaso: Locus de control externo (La atribución ante el éxito o fracaso es externa -el profesor-, no controlable -la suerte- y estable -la dificultad-) y Locus de control interno  (la atribución ante el éxito o fracaso es variable –fatiga-, controlable -esfuerzo- e interno-la persona-).

 

  • La importancia de una buena autoestima: Se forma y desarrolla a lo largo de la infancia y está enormemente influenciada por la valoración que las personas tengan de nosotros y las experiencias de éxito o fracaso. Una autoestima alta, realista y estable, correlaciona positivamente con el éxito escolar.

 

  • Las competencias del menor: Al igual que no todos los niños tienen el mismo ritmo de aprendizaje, no todos tienen las mismas competencias para todas materias. Es importante explorar y conocer cuáles son las mayores competencias de nuestros hijos y utilizarlas en su beneficio para el desarrollo escolar.

 

Maleni Sánchez Litrán

Psicopedagoga y Educadora Social. Nº colegiado 1275

Área de Orientación familiar. Centro Matices.