Hoy en día, se habla mucho de igualdad, de machismo, de feminismo… no parece que haya un consenso claro en cuanto a qué termino emplear. Desde Centro Matices sí que lo tenemos claro pero queremos ir más allá y hablar de la coeducación familiar, que es la vía para alcanzar el objetivo, la igualdad.

La coeducación familiar es entendida como un tipo de educación no sexista que educa en igualdad a niños y niñas para que se desarrollen como personas y para evitar la discriminación por sexo. La coeducación familiar se está empezando a utilizar con el principal objetivo de fomentar la igualdad de género y prevenir la violencia machista.  Pero, ¿qué pretende la coeducación familiar? A continuación, vamos a intentar sintetizarlo para que quede un poco más claro y no haya dudas cuando hablamos o escuchemos hablar de coeducación.

  1. Promueve la igualdad. Los hombres y las mujeres somos iguales y por tanto, no debemos hacer distinción entre nuestros hijos e hijas.
  2. Persigue que las mujeres tengan las mismas posibilidades de elección que los hombres y por tanto, no debemos limitar o exigir más a un hijo o a una hija por razón de sexo.
  3. Pretende dar visibilidad a las mujeres en los diferentes sectores sociales y laborales, y no únicamente en los relacionados con la familia, el hogar…
  4. Hay que hablar siempre de compartir y no de ayudar, compartir la educación de los hijos y las hijas, compartir las responsabilidades del hogar…
  5. Atiende la afectividad y sexualidad. La educación sexual comienza a edades muy tempranas y debe abordar los diferentes aspectos englobados en ella de manera paulatina y acorde al desarrollo evolutivo de nuestros hijos o hijas. Debe ser rigurosa, objetiva y completa sin olvidar los aspectos biológicos, psíquicos y sociales, entendiendo la sexualidad como comunicación humana, fuente de placer y de afectividad.
  6. Educa en el respeto a los diferentes tipos de familias y a las diferentes formas de convivencia. La diversidad familiar es una realidad y por tanto, no se puede obviar, hay que abordarla con naturalidad y desde edades tempranas.
  7. Favorece la participación y la convivencia respetando la diversidad. La diversidad en el sentido amplio de la palabra, diversidad cultural, diversidad religiosa, diversidad sexual, etc.
  8. Previene los malos tratos, la violencia de género y la violencia escolar.
  9. Usa un lenguaje no sexista e inclusivo. El lenguaje no es sexista en sí mismo sino que la utilización que hacemos de él es sexista. El lenguaje utilizado correctamente también puede contribuir a la igualdad y a la visibilización de la mujer.
  10. Reflexiona sobre lo que se enseña y cómo se enseña, qué mensaje podemos estar mandando y cómo puede ser recibido. En definitiva, pararnos a reflexionar más y comenzar por valorar y evaluar nuestro propio comportamiento, probablemente sin creerlo, en ocasiones caigamos en el error.

 

Maleni Sánchez Litrán

Psicopedagoga y Educadora Social. Nº colegiado 1275

Área de Orientación familiar. Centro Matices.