Hoy vamos hablar de los maravillosos dos años, sin ironizar, cuando nuestro hijo/a comienza a tener rabietas, entre los 22 y 30 meses aproximadamente. Si tu hijo está en torno a esa franja de edad y las rabietas están llegando a vuestro hogar, no os desaniméis ni frustréis porque está pasando por la etapa que le corresponde por edad, etapa fundamental para su desarrollo y crecimiento.

El desarrollo de los niños no es lineal, y además cada niño tiene su propio ritmo y desarrollo madurativo. En general, en torno a los dos años es frecuente que las familias aprecien cambios significativos en la conducta de su hijo. En estas edades, el ser humano empieza a forjar su identidad personal, tenemos cierto control del lenguaje y nivel de razonamiento. Es la etapa de las rabietas, de llevar la contraria a todo, suelen ser más frecuentes las pesadillas, los miedos y los terrores nocturnos. Empieza a desarrollarse el sistema límbico, sistema encargado de regular las emociones y la interacción entre iguales o adultos, notando su poder de cambio en ciertas conductas del otro, en la mayoría de los casos para beneficio del menor.

Ante todo, el estilo educativo de los padres debe estar basado en la disciplina positiva, el amor y la afectividad, ya que los menores son meros imitadores de sus adultos de referencia. Durante los primeros años de vida, todo el cariño que se transmita a vuestro hijo tendrá una repercusión importante en su forma de ser y  en su personalidad. Sin embargo, para educar a un hijo no es suficiente con quererlo mucho y tener buenas intenciones. Una buena educación es fundamental para su desarrollo.

Por todo ello, debemos transmitir a nuestros hijos las herramientas y los recursos necesarios para interiorizar las normas básicas de comportamiento en situaciones concretas, así como, enseñarles a regular progresivamente su autocontrol en situación de ansiedad o estrés.

Es importante que los niños tengan rutinas, normas y límites para su óptimo desarrollo madurativo. Evitar posiciones ambiguas, permisivas o autoritarias para desarrollar hábitos de vida saludables, y como objetivo final conseguir hacer de nuestro hijo una persona sana, útil y capaz de desenvolverse adecuadamente cuando sea mayor.

Para la gestión de las diferentes llamadas de atención o conductas inadecuadas, os explicamos a continuación dos técnicas de modificación de conducta muy eficaces:

 

Noelia Gallardo Molero

Pedagoga y Experta en Atención Temprana. Nº colegiado 1257

Área de Orientación familiar. Centro Matices.